segunda entrega
Moderador: Javi
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segunda entrega
El recepcionista del hotel se extraño de la solicitud de Marcos, no era normal que una pareja solicitara dos habitaciones. En esos momentos disponía de las habitaciones, y cumplidos los trámites necesarios, se acomodaron en las habitaciones respectivas, y bajaron a cenar.
Durante la cena, hablaron de cosas impersonales e intrascendentes. A los postres entraron en más intimidad y Marcos comento que estaba casado con Ana, una mujer estupenda, que tenía dos hijos, Ramón y Sara, y comentó brevemente su vida cotidiana. Roxana estaba soltera, reconoció 35 años de edad, y se dedicaba al mundo del espectáculo. Terminada la cena decidieron tomar una copa en el bar del hotel. Era medianoche y eran los únicos clientes del bar. Mantenían una conversación algo más íntima, pero sin grandes concesiones, ambos estaban a gusto, quizás porque no pretendían nada. Marcos se había percatado de que Roxana llevaba un vestido ajustado negro, que al estar sentada dejaba ver buena parte de las piernas de Roxana, piernas cubiertas con medias negras de seda, que terminaban en unos zapatos negros de tacón alto. Procuraba sobre todo que Roxana no se diera cuenta de que de vez en cuando miraba esas piernas estilizadas. Sin embargo, propuso que dada la hora sería conveniente irse a dormir. Dejaron el importe de la consumición sobre la mesa y decidieron subir a las habitaciones.
Marcos gentilmente acompañó a Roxana hasta su habitación. Le tendió la mano para despedirse y desearle buenas noches, y ella se la cogió con suavidad al principio, pero rápidamente esa suavidad se convirtió en firmeza y la acerco hasta su cuerpo, lo que posibilito el acercamiento de las caras. Ella inclinó suavemente la cabeza y besó con ternura a Marcos en los labios. Él sintió la humedad de los labios de Roxana y un temblor recorrió todo su cuerpo. Se quedó paralizado, y Roxana se separó lentamente, mirándole sus ojos sorprendidos. Volvió a besarle, pero esta vez abrió ligeramente la boca dejando entrever la lengua, que rozó suavemente los labios de él, que seguía inmóvil, paralizado, petrificado, no podía entender nada, no podía entender como un hombre anodino, vulgar, cotidiano, podía estar junto a la puerta de una habitación de un hotel de carretera, besándose con una mujer despampanante; Y seguía sin reaccionar. Roxana se separó, y sin soltar la mano de Marcos se giró hábilmente y abrió la puerta de su habitación, arrastrándole hacia su interior.
Durante la cena, hablaron de cosas impersonales e intrascendentes. A los postres entraron en más intimidad y Marcos comento que estaba casado con Ana, una mujer estupenda, que tenía dos hijos, Ramón y Sara, y comentó brevemente su vida cotidiana. Roxana estaba soltera, reconoció 35 años de edad, y se dedicaba al mundo del espectáculo. Terminada la cena decidieron tomar una copa en el bar del hotel. Era medianoche y eran los únicos clientes del bar. Mantenían una conversación algo más íntima, pero sin grandes concesiones, ambos estaban a gusto, quizás porque no pretendían nada. Marcos se había percatado de que Roxana llevaba un vestido ajustado negro, que al estar sentada dejaba ver buena parte de las piernas de Roxana, piernas cubiertas con medias negras de seda, que terminaban en unos zapatos negros de tacón alto. Procuraba sobre todo que Roxana no se diera cuenta de que de vez en cuando miraba esas piernas estilizadas. Sin embargo, propuso que dada la hora sería conveniente irse a dormir. Dejaron el importe de la consumición sobre la mesa y decidieron subir a las habitaciones.
Marcos gentilmente acompañó a Roxana hasta su habitación. Le tendió la mano para despedirse y desearle buenas noches, y ella se la cogió con suavidad al principio, pero rápidamente esa suavidad se convirtió en firmeza y la acerco hasta su cuerpo, lo que posibilito el acercamiento de las caras. Ella inclinó suavemente la cabeza y besó con ternura a Marcos en los labios. Él sintió la humedad de los labios de Roxana y un temblor recorrió todo su cuerpo. Se quedó paralizado, y Roxana se separó lentamente, mirándole sus ojos sorprendidos. Volvió a besarle, pero esta vez abrió ligeramente la boca dejando entrever la lengua, que rozó suavemente los labios de él, que seguía inmóvil, paralizado, petrificado, no podía entender nada, no podía entender como un hombre anodino, vulgar, cotidiano, podía estar junto a la puerta de una habitación de un hotel de carretera, besándose con una mujer despampanante; Y seguía sin reaccionar. Roxana se separó, y sin soltar la mano de Marcos se giró hábilmente y abrió la puerta de su habitación, arrastrándole hacia su interior.
el conceto es el conceto. ¿Cualo?
Re: segunda entrega
A que interior? Macho estoy que no duermomiguel angel rodriguez escribió: arrastrándole hacia su interior.
THE TASMANIAN MONSTER
Susana y si el tio es marica y se ponen a hacer ganchillo y si la tia es un poli travestido investigando un desfalco o a lo mejor simplemente se trata de un romance incipiente con algún p... de por medio . ........Deja que disfrutemos de la intriga y suspense de los fascículos del MA. .
M.A. ¿que pasa con el tercero? ¡¡dale caña!!!!
M.A. ¿que pasa con el tercero? ¡¡dale caña!!!!
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Re: segunda entrega
Este tio termina envenenao con los polvos que le van a echarmiguel angel rodriguez escribió:....... Roxana se separó, y sin soltar la mano de Marcos se giró hábilmente y abrió la puerta de su habitación, arrastrándole hacia su interior.