primera entrega.UNA NUEVA EXPERIENCIA
Publicado: Vie Feb 08, 2008 12:37 am
Vuelve a casa atardeciendo ya con la luz crepuscular brillando con los tonos rojizos característicos. Ya es tarde y ha decidido pararse a dormir en algún hostal de carretera que encuentre por el camino, eso si, siempre y cuando tenga algún encanto, no vale cualquiera. A su edad ha comprendido que hay que cuidar no solo el cuerpo, sino también el espíritu. Como es precavido, previamente había llamado a casa para avisar de que esa noche la pasaría fuera. Su relación con Ana después de 17 años de matrimonio era satisfactoria, según él para ambas partes. Ana era una mujer relativamente celosa pero confiaba plenamente en su marido. Tenían dos hijos en edad escolar, y su situación económica era holgada.
Conducía con prudencia, con la luces encendidas, a pesar de no ser totalmente necesarias, pero Marcos era un conductor prudente. Aproximadamente a las 8 de la tarde y a la salida de una curva le sorprendió un triángulo de avería colocado sobre el arcén derecho. Unos metros más allá, vio un vehículo parado sobre el arcén con las luces de emergencia encendidas. Aminoró la marcha y decidió socorrer al supuesto atribulado conductor. En la concepción semimachista de Marcos pensó automáticamente en un conductor, parecía impensable que por una carretera secundaria y a esas horas osase conducir una mujer.
Aparcó y descendió lentamente, caminó hacia el vehículo estacionado 20 metros más atrás. Cuando llegó a la altura de la puerta del conductor, esta se abrió y apareció una hermosa cabellera rubia, que se fue elevando, llegando incluso a superar en altura a Marcos. No es que Marcos fuera especialmente alto, más bien, todo lo contrario. La mujer vestía un hermoso abrigo de piel largo, y dejaba ver unos hermosos tobillos y iba calzada con zapatos negros de tacón. Por supuesto llevaba medias negras. Pero estos detalles pasaron desapercibidos para Marcos, que estaba realmente preocupado por ayudar a la mujer. Roxana, que así se llamaba esa mujer bandera, le comentó que estaba esperando a una grúa para retirar el coche, y Marcos decidió esperar con ella. Le propuso gentilmente que una vez retirado el coche, la acompañaría hasta la ciudad más próxima. Cortésmente la mujer rechazó la oferta, pero ante la insistencia de Marcos, terminó aceptando. Marcos tenía aspecto de persona formal y honesto, y a fe de Ana su mujer, era fama ganada a pulso y bien mantenida, muy a pesar de ella, que a menudo le recriminaba esa actitud exasperadamente honrada que había impedido en determinadas ocasiones, fuertes ingresos que les hubieran venido estupendamente.
La grúa llegó y sin más problemas, ambos vieron como se alejaba con el vehículo de la mujer rodando únicamente con las ruedas traseras.
Subieron al coche de Marcos y emprendieron camino hacia la ciudad más próxima, que por cierto no lo he comentado, era Soria.
Marcos comentó que tenia previsto dormir esa noche en la carretera; Lo dijo sin ninguna intención, es cierto, pero enseguida comprendió que sonaba a insinuación. Se sonrojó como un tomate, pero afortunadamente la oscuridad interior del vehículo le salvó. Quizá fuera por la forma ingenua en que fue dicha, pero a Roxana no le disgustó la idea y la asumió como suya. Es más, en gratitud se ofreció a pagar ella los gastos. Esto turbó a Marcos, que no estaba acostumbrado a tratar con mujeres de igual a igual, fuera del entorno familiar. Marcos aceptó únicamente la invitación a cenar, pero insistió en que cada uno se pagase las habitaciones.
Encontraron un hotelito con cierto encanto y decidieron parar a cenar y tomar habitaciones para pasar la noche.
Conducía con prudencia, con la luces encendidas, a pesar de no ser totalmente necesarias, pero Marcos era un conductor prudente. Aproximadamente a las 8 de la tarde y a la salida de una curva le sorprendió un triángulo de avería colocado sobre el arcén derecho. Unos metros más allá, vio un vehículo parado sobre el arcén con las luces de emergencia encendidas. Aminoró la marcha y decidió socorrer al supuesto atribulado conductor. En la concepción semimachista de Marcos pensó automáticamente en un conductor, parecía impensable que por una carretera secundaria y a esas horas osase conducir una mujer.
Aparcó y descendió lentamente, caminó hacia el vehículo estacionado 20 metros más atrás. Cuando llegó a la altura de la puerta del conductor, esta se abrió y apareció una hermosa cabellera rubia, que se fue elevando, llegando incluso a superar en altura a Marcos. No es que Marcos fuera especialmente alto, más bien, todo lo contrario. La mujer vestía un hermoso abrigo de piel largo, y dejaba ver unos hermosos tobillos y iba calzada con zapatos negros de tacón. Por supuesto llevaba medias negras. Pero estos detalles pasaron desapercibidos para Marcos, que estaba realmente preocupado por ayudar a la mujer. Roxana, que así se llamaba esa mujer bandera, le comentó que estaba esperando a una grúa para retirar el coche, y Marcos decidió esperar con ella. Le propuso gentilmente que una vez retirado el coche, la acompañaría hasta la ciudad más próxima. Cortésmente la mujer rechazó la oferta, pero ante la insistencia de Marcos, terminó aceptando. Marcos tenía aspecto de persona formal y honesto, y a fe de Ana su mujer, era fama ganada a pulso y bien mantenida, muy a pesar de ella, que a menudo le recriminaba esa actitud exasperadamente honrada que había impedido en determinadas ocasiones, fuertes ingresos que les hubieran venido estupendamente.
La grúa llegó y sin más problemas, ambos vieron como se alejaba con el vehículo de la mujer rodando únicamente con las ruedas traseras.
Subieron al coche de Marcos y emprendieron camino hacia la ciudad más próxima, que por cierto no lo he comentado, era Soria.
Marcos comentó que tenia previsto dormir esa noche en la carretera; Lo dijo sin ninguna intención, es cierto, pero enseguida comprendió que sonaba a insinuación. Se sonrojó como un tomate, pero afortunadamente la oscuridad interior del vehículo le salvó. Quizá fuera por la forma ingenua en que fue dicha, pero a Roxana no le disgustó la idea y la asumió como suya. Es más, en gratitud se ofreció a pagar ella los gastos. Esto turbó a Marcos, que no estaba acostumbrado a tratar con mujeres de igual a igual, fuera del entorno familiar. Marcos aceptó únicamente la invitación a cenar, pero insistió en que cada uno se pagase las habitaciones.
Encontraron un hotelito con cierto encanto y decidieron parar a cenar y tomar habitaciones para pasar la noche.