tercera entrega
Publicado: Jue Feb 14, 2008 8:28 pm
Marcos se dejó llevar, embargado por sentimientos de sorpresa y excitación. La primera fue dando paso lentamente a la segunda, hasta que la excitación le embriagó totalmente. Rodeó con sus brazos el cuerpo esbelto de la mujer, y de puntillas besaba sus labios, quien empezó a comprender que Marcos se había repuesto de la sorpresa inicial. Ambos se fundieron en un profundo beso, donde sus lenguas luchaban suavemente por penetrar en la boca del otro. Los flujos se intercambiaban, y sus manos acariciaban al compañero moviéndose con suavidad. Roxana sin separar su boca de la de Marcos soltó sus manos y llevándoselas a la espalda, comenzó a desabrocharse ese vestido negro que tan bien pensaba Marcos que le sentaba. El vestido cayó al suelo dejando el cuerpo de Roxana en ropa interior. Usaba una braguitas de encaje blancas a juego con el sujetador, que realzaban la negrura de las medias auto fijadas a los muslos esbeltos y hermosos de Roxana. Los brazos de ella volvieron a rodear el cuerpo de Marcos, que comenzó a besar el cuello de la mujer. Ella hasta ese momento había llevado la iniciativa, pero decidió saborear el momento, disfrutar de esos instantes en los que una se siente importante por ser amada, aunque sea algo temporal. Su cabeza se balanceaba hacia atrás, liberando su larga melena rubia rozándole la espalda, saboreando la excitación por los besos que sentía en el cuello. Marcos comenzó a bajar su boca pasando entre los pechos enfundados en el sujetador, se arrodillo y comenzó a besar el vientre de Roxana. Ella le agarró con sus manos la cabeza y tiró hacia arriba de él, haciendo que sus bocas volvieran a coincidir en un profundo beso. En unos instantes y sin que prácticamente Marcos se diera cuenta, le desnudó totalmente, apareciendo el miembro viril, totalmente erecto y reluciente.(Imperial con brillo). Roxana se arrodillo y poniendo las manos en la cintura de Marcos, se llevó el miembro a su boca, y comenzó primero a lamer y después a succionar con pasión aquél vástago. Antes de que Marcos se diera cuenta, ella apartó su boca y descargó una andanada de líquido blancuzco, sobre la cara de la mujer. Después vino otra y otra, hasta que quedó extasiado. (cuatro o cinco veces). Estaba de pie en medio de la habitación, con una mujer en cuclillas con sus manos apoyadas en las piernas delante suyo, y comenzó a tener remordimientos. Por su cabeza pasó Ana, sus hijos, su vida anacrónica. Todos esos sentimientos hicieron que su excitación se redujera alarmantemente. Roxana se dio cuenta y lo deslizó hacia la cama, y recostándose a su lado comenzó a acariciar el pecho de Marcos, que parecía no responder a los requerimientos de la muchacha. Sin desanimarse, ella comenzó a mordisquear la oreja del hombre, y eso parece que hizo reaccionar algo en el cuerpo relajado de Marcos. Él comenzó también a acariciar el cuerpo recostado de la mujer, que remarcaba su cadera y juntaba sus pechos, marcando aún más el canalillo. Pudo desabrochar el sujetador y surgieron dos preciosos pechos con su aureola bien centrada. Eran unos pechos erectos turgentes escandalosamente bien hechos, se diría que hasta duros. No se cansaba de acariciarlos primero y luego de pasar la lengua por ellos. Ella comenzó a sentir una excitación que no había sentido hasta ese momento y comenzó a jadear más bien a susurrar suavemente. Las manos de Marcos bajaron hacia el vientre de ella rozando el límite de las braguitas que aún llevaba puestas, al igual que las medias negras. Ella estaba tumbada ya boca arriba con las piernas recogidas, sus pies enfundados en los zapatos, se apoyaban sobre la cama formando una figura perfecta y excitante, que hacía que Marcos estuviera otra vez con su excitación al máximo, su miembro se apoyada sobre la cadera de la mujer y parecía latir. Con suavidad deslizó las braguitas hacia los pies, y ella contribuía a facilitar la labor, arqueando ligeramente la cintura. Inicialmente no se percató del miembro que como un resorte se levantó apuntando hacia el cielo; Roxana permaneció quieta esperando la reacción de Marcos. Cuando notó la presencia de la reluciente protuberancia de Roxana, totalmente erecta, se sorprendió y por unos instantes se paralizó. Roxana supo reaccionar, quizá ya acostumbrada a la situación y se volcó en caricias y lametones hacia su acompañante, que milagrosamente mantuvo la erección.
Me acabas de probocar mi primer gatillazo 
Que decepción 
