LAS ETAPAS
La ruta transcurre principalmente por caminos, pistas, senderos y carreteras secundarias, con algunos tramos de calzada romana original y bastantes caminos y carreteras vecinales empedradas. Se puede considerar ciclable casi al 100 %, aunque hay algún tramo en que los ciclistas deberán buscar alternativa si no quieren practicar el "empujing". En la sección "Los Recorridos" se dan indicaciones de estos tramos difíciles que son minoría.
Descripción de la información que suministramos en los enlaces de las imágenes superiores, de izquierda a derecha:
- "Camino Portugués Central", contiene la guía elaborada por nosotros para documentar el viaje antes de iniciarlo. Está estructurada en 8 etapas que era nuestra primera intención de viaje. - "Todos lo Tracks", contiene un archivo comprimido (.rar) con los tracks por etapas, en formato (.gdb) para Mapsource y formato general gps (.gpx). Tanto uno como otro contienen 14 track's, los 7 que llevábamos cargados para seguir el camino y los 7 con los recorrido realizados por nosotros, solo existen pequeñas variaciones de recorrido entre ellos, excepto en el último de los nuestros que solo está la mitad del recorrido por fallo del gps. - "Todos los Perfiles", archivo formato (.pdf) con los 8 perfiles elaborados antes de realizar el viaje con las mismas etapas de la guía. - "Vistas en G. E.", archivo formato (.kml) para visionar la ruta entera en Google Earth. 1ª Etapa: LISBOA - TOMAR
Mapas Interactivos
Por problemas de agenda nos vimos obligados a planificar la ruta en 7 etapas y en consecuencia esta etapa nos quedó demasiado larga, aunque los primeros kilometros de salida de la gran urbe hasta la localidad de Azambuja los hicimos en tren, empezando el recorrido ciclista en la pasarela que cruza sobre las vías en la propia estación de Azambuja.
El Camino oficial comienza en la catedral de Lisboa y sale de la ciudad bordeando el estuario del Tajo para dirigirse después a remontar el curso del río por su margen derecho. Los primeros km son una sucesión de núcleos urbanos, carreteras y polígonos industriales, como ocurre a la salida de toda gran ciudad. Después la etapa se adentra en la comarca del Ribatejo, una gran llanura aluvial y muy fértil bendecida por las aguas del Tajo y por los lodos que dejan sus crecidas. Es la huerta verde de Portugal, un territorio rico en agricultura y ganadería donde se crían los mejores toros y caballos del país. La etapa nos lleva a Santarem, una de las localidades históricas de Portugal, la ciudad del gótico portugués: castillo, murallas y sus numerosas iglesias dan fe de su rica trayectoria, que incluso fue sede de las cortes portuguesas. Situada en un cerro sobre la vega del río Tajo, es un baluarte y posición deseada por todos sus reyes como freno estratégico a los avances de musulmanes y castellanos. El Camino y el río van girando en dirección noreste hasta llegar a Golegá, la capital del caballo. Después continúa por grandes planicies de labor, pueblos agrícolas y horizonte plano. Pero tras Atalaia, la etapa abandona la vecindad con el Tajo y se orienta hacia el norte encrespándose el perfil por laderas boscosas en sus últimos 20 km para al final rematar en Tomar, una ciudad rica en historia y edificios singulares que ofrece un apropiado final al Ribatejo.2ª Etapa: TOMAR - COIMBRA
3ª Etapa: COIMBRA - OLIVEIRA DE AZEMEIS
4ª Etapa: OLIVEIRA DE AZEMEIS - OPORTO
5ª Etapa: OPORTO - PONTE DE LIMA
6ª Etapa: PONTE DE LIMA - PONTEVEDRA
7ª Etapa: PONTEVEDRA - SANTIAGO
Etapa larga e intensa, con un perfil quebrado, quizás la etapa reina del viaje, aderezada con todos los ingredientes para la práctica de la BTT, incluso un tramo de "empujing" por un sendero boscoso. Abandonamos definitivamente la llanura del Ribatejo y entramos en una nueva provincia, Beira Litoral, una de las tres Beiras (junto a Beira Alta y Beira Baixa). Las Beiras ocupan la franja central de Portugal, desde el Atlántico hasta los pueblos fortificados de la frontera española, y se caracterizan por ser una región de perfil ondulado y grandes manchas de vegetación cuyo clima atlántico suave favorece el cultivo del arroz, el olivo y el viñedo. La salida de Tomar depara tramos muy agradables por bosque mediterráneo de encinas. Se atraviesan pequeñas aldeas, como Casáis o Calvinos, zonas tranquilas de campos y pequeños núcleos rurales con alguna dosis de asfalto. La entrada en Beira Litoral depara también la vuelta a una naturaleza mucho más inalterada y boscosa. Además, las grandes localidades de la llanura dejan paso a pequeñas aldeas de montañas con servicios muy básicos. En nuestro camino a hasta Ansião atravesaremos diversas Laranjais, Vendas, Venda do Negro cruzamos la Serra de Ariques, y después otro rosario de pueblos: Gramatinha, Casal Maduros y Casal do Soeiro y por la M-1094 entramos en la localidad de Ansião localidad grande y moderna con todo tipo de servicios. En el camino nos cruzamos con multitud de peregrinos que se dirigen a Fátima siguiendo las flechas azules en sentido contrario al nuestro. Después de Rabacal tenemos un encantador paseo por campiñas de vides y olivos de perfil llano. A continuación, una subida suave y muy bella por un monte de pinos y eucaliptos nos lleva a Conimbriga, antiguo castro celta y más tarde romano, una de las ciudades antiguas mejor estudiadas y conocidas de Portugal que, pese a la similitud del topónimo, no es la antigua Coimbra. El camino continúa unos 18 km hasta Coimbra por un laberinto de carreteras y pueblos embutidos entre carreteras nacionales y autopistas que nos harán añorar la quietud de los campos atravesados con anterioridad. Al final, aparece al otro lado del río Mondego la ciudad romana, barroca y universitaria. Coimbra es la tercera ciudad más grande de la zona central de Portugal. Fue la primera capital del país y su universidad es una de las más antiguas de Europa. Casi sin darnos cuenta se queda atrás la ciudad universitaria y de nuevo nos encontramos en un entorno rural que nos depara la primera subida para salir del valle del Mondego. En la primera parte de la etapa se circula por carreteras asfaltadas y aldeas anodinas, con algunos tramos peligrosos como el arcén de la N-l en el alto de Santa Luzia, con dos cruces de calzada realmente comprometidos. Buena parte del recorrido coincide con el de la antigua calzada romana de Aeminium (Coimbra) a Cale (Gaia/Oporto), por donde ahora transitan los peregrinos a Santiago, y que formó parte del gran eje viario militar Olisipo-Bracara (Lisboa-Braga) que articulaba la Lusitania romana de norte a sur. A orillas del río Cértima nos encontramos Mealhada, una agradable ciudad que tiene sus orígenes en una mansio de la vía romana.
Después la etapa continúa por un perfil ondulado atravesando la provincia de Beira Litoral entre campos de cultivo y viñedos, aldeas y algunas zonas urbanas o industriales hasta llegar a Águeda, una ciudad de tamaño medio y aspecto moderno orillada al río que le da nombre. La etapa continúa siguiendo la dirección que llevaba la calzada romana número XVI, pero en lugar de losas nos encontramos el asfalto de la N-1 o carreteras locales. Antes de llegar a Albergaria a Velha la etapa vadea el río Marnel por un precioso y sinuoso puente de piedra que tiene basamentos romanos y hechuras medievales y conforma una de las estampas fotográficas del Camino. Entre las dos Albergarias (Velha y Nova) la etapa nos depara un agradable tramo entre bosques de pinos y eucaliptos y sigue avanzando hacia el norte con lo que se percibe que el ambiente jacobeo empieza a estar más presente. Después de Branca y Pinheiro una fuerte rampa nos adentra en Oliveira de Azemeis, una villa agrícola con una importante industria del vidrio situada en un alto. En la zona han aparecido numerosos restos de castros prerromanos.Esta es la etapa más corta, de acercamiento a la gran ciudad de Oporto y como casi siempre que esto ocurre el recorrido nos ofrece casas en lugar de árboles y asfalto o empedrado en lugar de pista de tierra.
Por entorno urbanizado y a través de un laberinto de calles y desvíos se pasa por varias localidades para llegar a Sao Joáo da Madeira, la ciudad de los sombreros, se trata de un centro urbano grande y moderno, cuya principal industria es la fabricación de zapatos y sombreros. Desde aquí hasta la llegada a la ribera del Duero, la ruta jacobea avanza por carreteras locales o nacionales, núcleos urbanos y calles bien señalizado con las flechas amarillas. En la inmediaciones de Malaposta la ruta nos ofrece la oportunidad de superar un trozo de la auténtica calzada romana, con una tapia a un lado y una fila de plátanos a otro, pedaleamos sobre las losas de la calzada romana XVI, la que unía Braga con Oporto y Lisboa, una cita con la historia que ayuda a superar lo tedioso de la etapa. Asimismo, otro aliciente de la etapa es la posibilidad de visitar el Monasterio de Grijó, un gran recinto conventual que era una ciudad y una unidad productiva en sí misma y contaba con iglesia, dos claustros, casa para el abad, hospedería y enfermería, farmacia, biblioteca, jardines, un huerto de plantas medicinales, campos de labor y pastos para los ganados. Una auténtica estación de servicio en la que los viajeros encontraban alojamiento y comida para ellos y sus monturas. Después el laberinto de calles nos lleva a Perosinho una pequeña aldea a cuya salida recuperamos otro largo tramo de calzada romana que asciende de forma suave por un bosque de eucaliptos, intercalando pequeños descansillos a cada 50 m de subida. Es aquí, rodeados de árboles y, por un momento, aislados del tráfago urbano, donde mejor podemos imaginarnos a un viajero clásico camino de Cale o de Bracara Augusta por esta increíble red viaria hecha por el ser humano hace nada menos que 2.000 años. La etapa continúa por zona urbana hasta llegar al majestuoso mirador sobre la desembocadura del Duero, cruzar el soberbio puente D. Luiz I, un obra de ingeniería en hierro que aún hoy asombra por sus dimensiones y belleza, y entrar por fin en Oporto la capital del norte portugués, el Portus Cale de los romanos que dio origen al topónimo del país. Es la ciudad más inclasificable de Portugal, hermosa y decadente, añeja y cosmopolita. Una urbe de contrastes sorprendentes que hay que visitar y disfrutar.Etapa larga y exigente, con un perfil ondulado con algunas rampas con porcentajes mayores al 10%. La primera parte de la etapa nos depara unos km pestosos, dejamos atrás la gran ciudad portuense por un laberinto de calles con tráfico. Seguimos por pequeñas localidades de la periferia de Oporto de calles y caminos locales adoquinados unidos a algún tramo de carretera asfaltada hasta que, después de Vilarinho, nos encontramos con el río Ave que vadeamos por el puente de Zameiro, un bello puente románico de piedra del siglo XI.
La etapa continúa alternando el asfalto de la N-306 con los adoquines de los caminos locales hasta alcanzar la localidad de S. Pedro de Rates una villa histórica anterior a la romanización, que nació en torno al monasterio fundado aquí, al pie del camino medieval a Santiago, del que queda una vigorosa iglesia románica del siglo XII, con añadidos góticos. A la salida del pueblo se encuentra el primer albergue oficial del Camino Portugués, inaugurado el 25 de julio, día de Santiago, de 2004. La etapa continúa con unos kilómetros de agradable paseo en un ascenso suave y casi imperceptible. Pasado Pedra Furada, la ruta jacobea empieza a descender en busca del cauce del río Cavado, donde se asienta Barcelos, una de las villas monumentales del norte de Portugal. Antes de llegar pasaremos por Pereira, Carvalhal y Barcelinhos ya en las puertas de Barcelos en la otra orilla del río Cavado. Tras visitar la bella ciudad de la leyenda del gallo, el emblema de Portugal, la etapa se encamina hacia la provincia de Minho, la más septentrional de Portugal, fronteriza con Galicia. Nos quedan por superar dos pequeños collados, el alto da Pórtela, a la salida de Barcelos, y el alto da Albergaría, puerta de entrada al valle del río Lima, por un entorno rural muy estimulante que evita las carreteras transitadas. Y entre ambos collados tenemos la oportunidad de refrescarnos en la pequeña playita del río Neiva a su paso por el puente das Taboas. Al final de la etapa un precioso paseo entre arboledas por la orilla del río Lima nos introduce en Ponte de Lima, una ciudad medieval y monumental, pequeña y agradable, donde las arboledas, el río, el puente romano-medieval y el sosegado ritmo de una vida aún a escala humana incitan a quedarse.Etapa dura y exigente, no solo por el kilometraje y por su perfil quebrado, sino porque hay que superar el techo de la ruta, el Alto de Portela Grande. Si no queremos empujar y tener que echarnos la bici el hombro para superar el alto por un sendero imposible de ciclar, se recomienda buscar alternativa para las bicis.
La primera parte de la etapa es preciosa, remonta el río Labruja, un afluente del Lima, para salvar la divisoria de aguas y entrar en un nuevo valle, el del Coura. Siguiendo el rastro de la vía romana XLX, de la que han quedado miliarios y puentes diseminados por todo el valle del Labruja, por un escenario de viñedos primero y de bosques de coníferas después, a través de encantadores caminos. Una vez superado el alto de Portela Grande la etapa baja para cruzar el río Coura y de nuevo subir a S. Bento para asomarse al Valle del Minho. El camino baja hacia el valle y se prepara para dejar territorio luso y entrar en España. Lo hará en un entorno sublime: El viejo puente sobre el Miño, un vado de hierro que tiene algo de nostálgico y de romántico, con el gran río gallego abajo, amplio, sereno y luminoso. Y con dos ciudades imponentes y llenas de historia y monumentos frente a frente, como enemigos seculares que se vigilasen mutuamente: Valença do Minho y Tui. Ya en territorio español la etapa deja atrás Tui siguiendo la ribera del Louro y llegamos a un precioso rincón gallego el Ponte das Febres, es un sencillo vado medieval de un solo ojo, protegido ahora por una plataforma de madera. La etapa continúa por la ribera del Louro y después de atravesar varias aldeas nos introduce en un polígono industrial que nos da paso a O Porriño. Cruzamos la localidad y poco después se inicia un ascenso al Alto de Enxertade, pasando antes por la localidad de Mos. Desde la cima, donde se disfruta de hermosas vistas, comienza un empinado y ágil descenso hacia Redondela. Desde Redondela, la etapa bordea la ría viguesa en busca del puente Sampaio sobre el río Verdugo en Arcade, para desde allí cruzar el brazo de terreno que la separa de la siguiente ría, la de Pontevedra, por un recorrido de pura naturaleza gallega, con vistas panorámicas sobre la ría de Vigo y que al final nos adentra en Pontevedra, la capital del Camino Portugués en Galicia, donde nos espera La Peregrina, una Virgen muy jacobea.La última etapa nos depara un recorrido tipicamente gallego. La salida de Pontevedra por el Ponte do Burgo nos va a poner en un territorio ondulado y fértil en una de los tramos más bonitos del Camino en Galicia, discurre por caminos y calzadas con poco tráfico y mucho arbolado en los que se van alternando los viñedos, los cruceiros y las pequeñas ermitas rurales. Sobre todo el tramo entre Alba y el concello de Barro. Circulamos por tierras de la denominación de origen Rías Baixas, una importante zona vinícola donde se produce entre otros el vino albariño.
La etapa continúa siguiendo el trazado del tren y de la N-550 y nos lleva a Tivo primero y a continuación a Caldas de Reis que debe su nombre a un manantial de aguas termales que dio origen en época romana a la mansio Aqua Celenae. A la salida de Caldas se inicia un agradable paseo por las vegas del río Bermaña, entre bosques y huertas. A continuación se asciende a Carracedo y después por bellos tramos de bosques y corredoiras, que nos reconcilia con lo mejor de la naturaleza gallega, bajamos al río Valga. Manteniendo a la izquierda la N-550, la etapa continúa por el pie de la ladera sorteando numerosas zonas urbanizadas y aldeas como Cabaleiro, Fonteilo, Couto e Infesta. Ya en Cesures se cruza el puente sobre el río Ulla y bodeando el río Sar entramos en Padrón por el mercado de abastos, en cuya zona ajardinada se ponen las famosas Pementeiras, seleccionando los exquisitos pimientos. Después de Iría Flavia y el Santuario de Esclavitude, el camino sigue "coqueteando" con la nacional y el ferrocarril hasta acercarnos al evocador enclave de Rúa de Francos, donde nos encontramos el cruceiro do Francos, uno de los más antiguos de Galicia, con un cristo gótico tallado. Después subimos varios repechos para alcanzar el alto del monte Agro dos Monteiros, el monte do Gozo del Camino Portugués, el punto donde ya se ve Santiago de Compostela en toda su extensión y las agujas de las torres de la catedral emergiendo por encima de un mar de tejados barrocos. |