La lluvia arrecia así que después de la visita salimos escopetados hasta el final del cañón en el puente con la carretera SO-920, justo en el nacimiento del Río Ucero que se vierte sobre el Rió Lobos y a partir de aquí también le presta el nombre.
Llegamos a Ucero y en vista de la que está cayendo decidimos pasar de la pista y continuar por asfalto por la SO-920 hasta El Burgo de Osma, dónde después de la ducha nos dispusimos a disfrutar de un paseo y poder admirar la belleza de uno de los pueblos más importantes e interesantes de la despoblada Soria.
Nos hospedamos en Hostal c/ Mayor; C/ Pedro de Soto 4; Tlf. 975 368 024.

pie tierra/agua para los cruces del río y para pasar algún senderillo con escalones en piedra. Poco antes de llegar a la ermita, nos adelanta un grupo de bikers sin alforjas, tras el consabido saludo ellos continúan con la mala suerte de que uno de ellos se pego un costalazo al intentar cruzar el río por la piedras montado en la bici, todo quedo en el susto, remojón y seguramente algún cardenal que luciría orgulloso durante unos días.
Tras casi 4 horas de travesía llegamos a la gran cueva junto a la ermita de San Bartolomé dónde nos esperaba el resto del grupo. Cuando decidimos continuar un rebaño de ovejas esta cruzando el río y nos impide el paso con lo que el grupo se vuelve a partir y quedan rezagados, esperando que terminen de cruzar las ovejas: Susana, Antonio López, Martín y Jorge. Son las 17 horas y justo a esa hora abrían la ermita, así que los 4 rezagados deciden aprovechar para visitarla por dentro, no llevamos suficiente moneda suelta pero el mercader Jorge ajusta el precio con el vigilante y al final podemos ver el interior de la pequeña ermita.
A la salida del pueblo, justo antes de llegar al río, nos encontramos con un grupo de bikers que vienen en sentido contrario saliendo del mismo, nos paramos para informarnos de lo que nos espera delante y Marisol está a punto de cambiar de idea y volverse con el otro grupo, al final se envalentona y decide seguir adelante con Martín y Jorge.
El encuentro con el cañón comienza cruzando el Río Lobos en la bici, esta es la primera de las 14 veces que nos quedaban por cruzarlo, la mayoría de ellas portando las bicis entre grandes peñas y otras pocas pedaleando. Los primeros Km. son espectaculares y comodísimos, hay anchura suficiente, la pista que sigue la orilla derecha del río está en perfecto estado y el entorno es impresionante. Después el cañón se va estrechando entre las impresionantes paredes que la erosión del agua ha horadado a lo largo de los siglos sobre la piedra caliza. Hay tramos estrechos de sendero sobre piedra suelta y algunos pasos dificultosos que obligan a echar pie a tierra puntualmente. La travesía se hace lenta pero entretenida y aderezada con la presencia de multitud de aves rapaces con mayoría de buitres.
Llegamos al Puente de los Siete Ojos y evidentemente la otra mitad del grupo se ha cansado de esperar y ha decidido introducirse en el cañón y esperarnos en la Ermita Templaria de San Bartolomé.
La segunda parte del cañón, desde el puente hasta la ermita, es también espectacular y su ciclabilidad es mejor aunque también inevitablemente hay que echar
barro nos dio el día anterior. Se presentan dos alternativas: una conservadora consistente en seguir por carretera hasta San Leonardo de Yagüe y al Puente de los Siete Ojos que está más o menos en la mitad del cañón, y la otra más arriesgada que es atravesar todo el cañón desde su comienzo a la altura de Hontoria.
Al final se hacen dos grupos, Marisol, Martín y Jorge optan por no perderse nada del cañón y el resto siguen por carretera hasta el Puente de los Siete Ojos.
roce del eje pedalier y la parte interna del plato pequeño. Ahora si que Susana tenía totalmente prohibido subir de plato, levantarse o cambiar forzando la cadena, al final le va cogiendo el tranquillo y podemos continuar la marcha por la BU-8222 hasta Moncalvillo. Atravesamos el pueblo y salimos por pista por la orilla del Río Ciruelos, al poco la pista se convierte en la Cañada Real Segoviana. Siempre con la compañía del río seguimos por la pista principal, pasamos cerca de unos corrales de ganado y desembocamos en bajada en una carreterita que por la derecha nos lleva al bonito pueblo de Rabanera del Pinar que se ve atravesado por el río Rabanera dividiendo al pueblo en dos partes.
Salimos de Rabanera cruzando el río por el camino de los Molineros en subida. En el primer cruce nos vamos por la izquierda y seguimos por pista hasta Aldea del Pinar, el pueblo se queda a nuestra derecha y cogemos una carretera que cruzando el río nos lleva hasta encontrarnos con la BU-P-8229, cogemos esta carretera por la derecha y nos lleva hasta Hontoria del Pinar, dónde ¡Oh casualidad!, buscando dónde reponer energías antes de adentrarnos en el Cañón del Río Lobos, nos encontramos con un lugareño que nos orientó y que resultó ser oriundo de Mallorca. Mientras damos cuenta de unas birras y un generoso bocata en el bar debatimos con la gente del pueblo sobre el posible estado de la primera parte del cañón desde el pueblo hasta el Puente de los Siete Ojos, las previsiones climatológicas no son halagüeñas y todavía tenemos presente el mal rato que el
Como en el hotel de Salas no daban desayuno, lo hicimos en un bar cercano. Antes de empezar hubo que reparar un pinchazo de Marisol, evidentemente el dichoso pincho nos estaba dando la lata, no había forma de encontrarlo, pues a los pocos Km. de la salida por la carretera hacia Castrillo de la Reina, de nuevo la rueda estaba sin aire, esta vez terminamos poniendo un parche interno también a la cubierta donde en teoría debía haber un pincho o un hilo de la cubierta pero que nadie acertaba a ver.

En la entrada de Castrillo cogemos una carreterita (BU-8222) en dirección Moncalvillo, cruzamos el Río Ciruelos y entramos en una zona de bosque con ligeros sube y baja dónde la bici de Susana dice “basta”, la rosca de la caja pedalier está partida y la biela amenaza con caerse, lo que algunos nos temíamos que pasase acaba de ocurrir, (claro en lugar de rezar, Susana se había dedicado a hablar por el móvil). Imposible seguir pedaleando en aquellas condiciones.
Martín, Pepito y Jorge se estrujan la neurona y al final de nuevo se confirma el refrán “La necesidad agudiza el ingenio”: a duras penas se encaja la rosca en la caja pedalier y con bridas cruzadas la mantenemos agarrada para que no se caiga, era cuestión de no forzar el pedaleo y probar cuanto aguantarían la bridas con el
EL RECORRIDO
Cañón del Rio Lobos: Profundo cañón calizo formado por una antigua e intensa erosión fluvial del río Lobos. Se sitúa en las sierras de pie de monte que separan las estribaciones de la Cordillera Ibérica y la alta meseta del Duero. El río se encajona desde Burgos y continúa horadando las calizas cretácicas en Soria recorriendo más de 25 km. Este espacio natural fue declarado Parque Natural en 1985 y comprende una superficie de 9580 has. La formación más espectacular es el propio Cañón fruto de la doble acción erosiva, de desgaste y, sobre todo, de disolución de la roca por el agua, siendo más vivo el hundimiento del lecho al ceder las grutas subterráneas, por lo que aparecen las típicas zonas cóncavas o lermas en los flancos del cañón, que además son muy vistosas por los teñidos de óxidos y aguas que escurren. El Cañón con sus paredes, repisas y oquedades es un singular refugio de aves, como el buitre común y otras rapaces protegidas como águilas: real, culebrera y calzada; halcón peregrino, azor, cernícalos y rapaces nocturnas como el búho real y chico, la lechuza y el mochuelo.
La ermita de San Bartolomé es una construcción románica del primer cuarto del siglo XIII con alguna influencia de un incipiente gótico. Formaba parte de un cenobio templario del que sólo se conserva la capilla. La vinculación con la Orden del Temple esta probada y junto a ella se abren misterios que quedan por resolver. Esta ermita se halla a la misma distancia, en metros, de los límites más externos al este y al oeste de la península Ibérica. La unión entre el punto de ubicación de esta ermita con otros templos templarios de la península forma una cruz de malta, el símbolo de la orden. A la salida del cañón y antes de Usero está el Centro de Interpretación del Cañon Rio Lobos recomendable su visita.
EL BURGO DE OSMA: Osma es el núcleo histórico altomedieval, mientras que El Burgo de Osma es la población moderna aledaña, declarada Villa de Interés Turístico en 1962 y Conjunto Histórico-Artístico en 1993. Es centro comarcal de servicios de la comarca de Tierras del Burgo. Quizá sea esta villa, junto con la de Berlanga de Duero, una de las más bellas de Soria, sin olvidar que su Catedral ha sido el escenario de Las Edades del Hombre. Tanto El Burgo de Osma como la Ciudad de Osma, tienen su origen en la vieja Uxama de los arévacos primero, y de los romanos después, cuyos restos se encuentran en el cerro Castro, a un kilómetro de El Burgo.
Aquí, en Uxama, no se llevan a cabo excavaciones sistemáticas, como en Tiermes o Numancia, pero dejando volar la imaginación, se puede tener una idea de conjunto. Frente a las ruinas de Uxama, se encuentran las bodegas ribereñas y los restos de la fortaleza de Osma.
Desde el puente medieval, podemos sentir discurrir el Duero y ver la Ciudad desde una perspectiva, que nos hace imaginar fácilmente su poderío de antaño. De la mano del obispo restaurador de la diócesis, San Pedro de Osma, en el año 1101, tras la invasión musulmana y sobre los restos del monasterio visigótico de San Miguel, se erigió la Catedral y nació esta villa. Su riqueza monumental es enorme. Nada hay que no sea digno de admiración. La espléndida Catedral gótica, con restos de románico y su torre barroca. La Universidad de Santa Catalina, fundada en 1550, con su portada plateresca, y donde estudió Gaspar Melchor de Jovellanos. El Seminario diseñado por Sabatini. Y de nuevo en la calle... es fundamental para oír el latido de un lugar, callejear, perderse por los minúsculos recodos (como el callejón de "El Caracol"); sentarse en cualquier terraza de La Plaza Mayor y observar los vaivenes tranquilos o presurosos de aquellos que la cruzan. Caminar bajo los soportales hasta la puerta de San Miguel, que se abre sobre el río Ucero, único resto que queda del recinto murado que tuvo la villa...
Esta villa episcopal, antiguo feudo de la Iglesia, reviste un interés especial al armonizar (como sus tres edades: la celtíbera, la romana y la medieval) otros tres elementos: la arquitectura, que remite sin cesar a lo eclesiástico, (escudos de mitrados se encuentran por toda ella); la castellanía, como demuestran los soportales y los mercados (donde aún se celebran importantes ferias y mantienen vivo el día de mercado) y la riqueza fertilizante de las tres vegas que la cruzan: las de los ríos Duero, Ucero y Abión. Esto la hace sumamente atractiva para el estudio, los largos paseos para la reflexión y el buen vivir.
Si hablamos de comida y antes de visitar los excelentes restaurantes de la villa (por ejemplo el Restaurante Asador El Burgo, donde Luci y Goyo os acogeran familiarmente), vayamos a comer unos montaditos con vinillo recio en la bodega más emblemática de El Burgo, la tasca de Pepito.
DATOS DE INTERÉS GENERAL
Etapa 2: SALAS DE LOS INFANTES - EL BURGO DE OSMA