Etapa 4: MEQUINENZA - MIRAVET
Esta etapa nos ofrece una combinación interesante a lo largo de su recorrido, a las zonas ribereñas semejantes a las de las etapas anteriores, se suman barrancos por zonas mineras, altiplanicies alejadas del río, avistaderos de aves, cruce del río en barca de sirga, vadeo de central nuclear, espacios de la batalla del Ebro y la travesía por un espectacular desfiladero donde el río se encajona entre las paredes de la montaña. Después se adentra en la depresión de Mora de Ebro para terminar en el núcleo monumental de Miravet, una de las imágenes emblemáticas del curso bajo del Ebro.
Salimos de Mequinenza cruzando a la otra orilla del Segre. Por el margen izquierdo atravesamos una zona de parcelas y huertas y después abandonamos el asfalto para continuar por una pista que transcurre por el margen izquierdo de las aguas embalsadas entre montañas. Cruzamos los barrancos de Alcanyis primero y del Castellets después y como a 6 km de la salida alcanzamos el barranco de Aiguamoll.
A partir de aquí el camino se aleja del río remontando el barranco por un pista forestal que sirve de frontera entre las comunidades Aragonesa y Catalana (Huesca y Lérida). Tras unos 5 km de subida tendida por el barranco nos encontramos las antiguas Minas de Lluc. Poco después alcanzamos el Más de Gili donde el camino se aplana un poco para entrar en territorio catalán. El camino va remontando el Vall de de la Vila, dejamos a la izquierda el Mas Blanc y en en unos escasos 2 km nos encontramos con la Balsa de Empedrola. Llevamos 16 km preciosos desde Mequinenza y nos quedan 4 para llegar a la primera población de hoy Almatret. Continuamos remontando la divisoria del Boixo, que destaca por sus vistas y su vegetación de garriga, hasta encontrarnos con la carretera LV-7046. Cogemos la carretera por la derecha en subida, han modificado su trazado y como siempre lo hacen más cómodo para los vehículos pero más pestozo para los ciclistas, aunque cabe la posibilidad de coger el trazado antiguo que transcurre por la izquierda del nuevo para juntarse de nuevo una vez coronado el repecho. Una vez en el altiplano y en poco más de 1 km alcanzamos Almatret, donde hacemos una paradita de hidratación y descanso. Se continua en la cornisa oriental de la plana de Almatret. Salimos del pueblo por el Camí dels Escambrons que en falso llano y en unos 2,5 km nos lleva hasta las torres de antenas. A partir de aquí el GR-99, continúa un poco por la pista del Camí del's Escambrons pero luego la abandona por la izquierda y desciende bruscamente por las laderas de Escambriu hasta la ribera del Ebro a la altura del puente de Riba-Roja del Ebro. Nosotros, siguiendo las recomendaciones A. Padreny, nos acercamos al mirador que hay pasada la torres de antenas y después volvimos hacia atrás para coger un camino que sale por la izquierda (viniendo de Almatret) antes de las antenas. El Camino baja en zig-zag durante un km escaso y después se encuentra con una pista a la altura de la mina abandonada des Rei, la cogemos en bajada por la derecha para continuar bajando por el Barranco de Les Deveses. Después continúa por el barranco de Almatret por un pista recien arreglada que nos lleva al margen derecho del Ebro, justo enfrente del pueblo de Riba Roja, aguas abajo de la presa y del puente de entrada al pueblo. Entramos en un sector bastante diferente, la ribera del Ebro no deja de sorprendernos a cada recodo del río. Por el camino de sirga que recorre el margen izquierdo vamos vadeando el meandro de Riba-Roja y nos adentramos en el Espacio de Interés Natural de Sebes. A continuación entramos en una zona de humedales donde nos encontramos el Centro de Interpretación y miradores de aves. El camino se despega por un momento del río para cruzar el barranco del Vall de Sant Joan y luego vuelve a acercarse para continuar pegado a él hasta encontrarnos con la carretera que por la derecha nos cruza el puente-presa de Flix. Tras cruzar el puente dejamos la carretera y ascendemos al casco urbano del pueblo donde buscamos un lugar para comer y descansar un rato. Flix se encuentra situado en un elevación ubicada en el cuello de un estrecho meandro, donde se aprovecha para volver a represar las aguas del Ebro. Para continuar el viaje, después de la parada de avituallamiento, tenemos que volver a cruzar el río, pero en esta ocasión lo hacemos usando el servicio gratuito de la barca de sirga de Flix, una de las dos operativas en el tramo catalán del Ebro, una agradable experiencia más del viaje. Nuestro camino continúa por el margen izquierdo del río y en nuestro horizonte despunta una gran chimenea de cemento, poco a poco nos vamos acercando a la central nuclear de Ascó que está en la otra orilla del río. Pasamos por delante de la central, a lo lejos se oye la megafonía de las instalaciones, es imposible evaluar el desastre que significaría que este "bicho" petase. Durante bastante rato tendremos en nuestra panorámica la inquietante imagen de la chimenea del reactor. La dejamos a nuestra derecha, pasamos por la masía de La Serraneta y a continuación llegamos a Vinebre. Cogemos por la derecha la C-12 por la que cruzamos al margen derecho por el puente de Ascó, atravesamos la localidad y, tras remontar una ligera subida, abandonamos la carretera y cogemos por la izquierda el camino de Barbers adentrándonos en otro Espacio de la Batalla del Ebro con más bunkers y nidos de ametralladoras. Durante unos km el camino transcurre paralelo a la vía del tren, hasta que de pronto las indicaciones nos muestran unas escaleras, son el acceso al Pas de L'Ase, el Paso del Burro, el nombre lo han clavado y es la definición fidedigna del cómo se resolvían los problemas de paso, del cómo se trazaban algunos caminos y carreteras años atrás, soltaban al burro por delante y el animal se buscaba la vida para abrirse paso. El divertido sendero salva un desfiladero y murallón rocoso que constriñe al río y que obliga a la vía ferroviaria a pasar por un túnel, sin embargo nuestro sendero transcurre en un sube y baja por la ladera rocosa del murallón. Aunque tenemos que practicar el "empujing", merece la pena el "sufrimiento" a cambio de disfrutar de las exclusivas panoramicas que nos ofrecen el paso del desfiladero. La bajada del mismo se realiza por una zona de piedra, en zig-zag y escaleras naturales de piedra que hay que bajar con cuidado. Una vez superado el murallón, el camino se vuelve a emparejar con el trazado de la vía ferroviaria para adentrarse juntos en la depresión de Mora de Ebro.Bordeando el enclave de la isla y el galacho de Subarrec, parte del espacio natural protegido de Illes de l’Ebre, se llega a la capital de la comarca. Entre su patrimonio histórico destaca el castillo de Mora con murallas bien conservadas y dos torres circulares. Los trabajos de temporeros en la nuclear tenían saturada la oferta hotelera de Mora y, en consecuencia, nuestro etapa se tuvo que prolongar hasta Miravet. Salimos de Mora por el camino de las Cenies, que recorre la feraz huerta de Benissanet, y contuamos llaneando hasta el núcleo monumental de Miravet, que suma a su entorno natural los restos de su castillo templario, en una de las imágenes emblemáticas del curso bajo del Ebro. Por su ubicación privilegiada, ya los íberos se instalaron en este enclave, aunque fueron los musulmanes quienes hicieron del lugar un punto estratégico en la estructura defensiva que se estableció a lo largo del Ebro y uno de los últimos reductos de poder islámico en la zona. En el año 1153 fue donado a la orden de los Templarios, que construyeron el castillo y el resto de estancias relacionadas.
En Miravet nos hospedamos en la casa rural Cal Pigal, es un piso que alquilan los propietarios del Restaurante Molins de Xim. 977407013 - 977407758, la señora nos atendió estupendamente. |