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Hoy tenemos por delante otro etapón, especialmente por su perfil y la aridez de los primeros 50 km desde Agua Amarga a Sorbas. Tenemos que llegar a dormir a Senés si o sí, para así poder acometer temprano la subida de Los Filabres mañana y como ayer no llegamos a la Venta del Pobre pues no queda más remedio que apretarse los machos y "palante". Se abandona definitivamente la costa para ir de nuevo hacia el interior en busca de las montañas, en principio la etapa debía tener unos 82 km, se ve que nos parecía corta y vamos nosotros y le añadimos un extra de 8 km de ida y vuelta para hacerla un poquito más larga porque nos despistamos y nos pasamos un desvío.
Salimos de Agua Amarga tempranito, el día se presenta como los anteriores, soleado y calentito. Nada más salir del pueblo la carretera se empina un par de km pasa ascender al altiplano Mesa Roldán, Toni y Pep delante y Nico y Jorge detrás, justo al coronar las subida sale el desvío que por la izquierda te lleva a unas casas y por detrás de ellas a la pista, nosotros nos lo saltamos, se dieron todas esas circunstancias y casualidades que luego te llevan a pensar ¡¡¡pero que burros somos, cómo nos ha podido pasar!!!. Nos saltamos el desvío y seguimos por la carretera hasta que después de la playa de los Muertos, llegamos a las instalaciones de una de las centrales térmicas más contaminantes (la Central Térmica de Carboneras) donde nos dimos cuenta del gazapo y, ante la disyuntiva de seguir adelante y luego voltear por la nacional hasta el cruce con la TA o volver sobre nuestras rodadas a retomar la TA por la pista, decidimos la vuelta atrás.

Una vez en el camino correcto, la pista transcurre por el altiplano siguiendo lo que parece el trazado de una vía férrea hasta cruzar la nacional N-341. Después en poco más de 4 km y tras cruzar la rambla del río Alias que no lleva ni un hilo de agua llegamos a El Argamasón, una aldea de paso. Salimos por una pista y después de nuevo ramblas e invernaderos. Cruzamos la rambla del río Alias y nos metemos por un camino que parece ser privado y que sube para llegar a una cortijada con varias casas, antes de llegar a las casas se nos cruza una perdiz con sus polluelos detrás que nos da tiempo a fotografiar.

Después volvemos a cruzar la misma rambla y continuamos por pista durante unos 4 km ignorando las salidas a los invernaderos cercanos hasta encontrarnos con la carretera que pasa por debajo de la autopista. En esta carreterita nos encontramos un tráfico intenso de camiones que transportan tierra, parece que estén trasladando una montaña. Cruzamos la autopista y bajamos paralelos a ella hasta el cruce de Polopos que lo cogemos por la derecha en subida, afortunadamente el intenso trasiego de camiones desaparece pues el destino del desembarco de tierra está cerca del cruce. No entendemos que obra están haciendo, parece como si estuvieran rellenando el terreno para prolongar la autopista hacia Polopos, pero es difícil imaginarse a Polopos con autopista y que nos perdonen los de Polopos pero un pueblo sin bar no se lo merece.
Tras el agobio de los camiones que van y vienen llegamos a Polopos con la mente puesta en las cervecitas frescas y el bocata de jamón que nos meteríamos entre pecho y espalda, pero ¡Oh, sorpresa! en el pueblo no hay bar, tampoco tienda, casi ni gente, gracias a una fuente que hay en la placita delante de la iglesia pudimos repostar “agua”. Al final nos encontramos con un lugareño y nos confirmó que el bar más cercano estaba en Lucainena de las Torres, pueblo por el que no llega a pasar la ruta. Después de la “prolongación” de esta mañana no estábamos en disposición de hacer otro añadido para ir a Lucainena, así que un tanto desanimados no nos queda otra que el agua de la fuente y barritas si aprieta el hambre ¡¡ bufff !!

Salimos de Polopos con el ánimo por los suelos dispuestos a acometer la segunda parte de este tramo hasta Sorbas. Aunque nuestro estado de ánimo no es el mejor, hay que reconocer que el recorrido a la salida de Polopos es bastante atractivo. La carreterita de salida del pueblo nos lleva a la misma rambla de Lucainena y a partir de aquí unas veces por asfalto y otras por tierra se sigue el trazado del proyecto de vía férrea ahora convertido en Vía Verde. El paisaje se torna un poco más amable, menos árido, incluso de vislumbra un poco del agua transcurrir por algunos tramos del barranco. Pasamos un túnel y algunas cortijadas y transcurridos unos 8 km desde que salimos del pueblo, la vía verde sigue por la izquierda para pasar por un puente por encima de la rambla, nosotros nos vamos por la derecha por una pista que desciende otra vez al lecho de la rambla y antes de pasar por debajo del puente de nuevo a la derecha se supera una barrera para después continuar por pista en ascenso pasando por delante del cortijo El Saltador.

Continuamos ahora en dirección noreste por una pista medio asfaltada en dirección al alto de La Cantona, la tachuela de este tramo que se muestra amenazante en el horizonte. Como casi siempre a lo largo de este viaje cada vez que se divisa un cerro con una línea dibujada en su ladera, no cabe otra que pensar ¡seguro que por ahí tenemos que subir! Tras superar una cadena empieza una subida dura de unos 2 km escasos con un pendiente media del 11 % pero con algunos tramos en los que algunos tenemos que practicar un poco de empujing. Y como siempre las satisfacciones de las subidas son las panorámicas que se disfrutan mientras subes y aún más cuando ya estás arriba y desde la explanada del cortijo de La Cantona las vistas sobre el valle y las montañas que lo rodean son espectaculares.

Bordeamos el cortijo para terminar de coronar el collado e iniciar la bajada hacia el Paraje Natural del Karst en Yesos de Sorbas. Por una pista algo técnica descendemos hacia el barranco de Hueli, en el camino una pareja de perdices corre delante de nuestras bicis mostrándonos la trazada buena. Dejamos a la izquierda la cortijada abandonada de Hueli y cruzamos el barranco para continuar por una pista ancha y polvorienta que tras pasar por delante de una cantera desemboca en la carretera que cogemos por la izquierda en dirección Sorbas.

Si uno no es consciente posiblemente pase por allí ajeno a lo singular del entorno: El Karst de Yesos es uno de los más importantes de Europa por la variedad, cantidad y calidad de las formas karsticas que alberga. Ofrece a sus visitantes una riqueza que no solo contempla aspectos faunísticos, botánicos o paisajísticos, sino que su valor mas apreciado lo atesora en sus entrañas. Esta área subdesértica está formada por un conjunto kárstico de yesos que originan un paisaje muy peculiar y en el que abunda todo tipo de cuevas, simas y oquedades, consecuencia de la modelación del frágil material de yeso. Es el río de Aguas el que ha modelado el frágil material dando lugar a numerosos remansos y estanques en los que abunda la vegetación hidrófila.

Después de unos km por carretera llegamos a Sorbas, a la entrada se nos muestra la imagen elevada del pueblo de origen íbero, emplazado en lo alto de un meandro del río de Aguas, al que asoman sus casas colgantes. Antes de entrar en el pueblo nos paramos a la izquierda de la carretera para repostar, pues no hemos tomado nada desde el desayuno.
El avituallamiento nos reanima y continuaremos la etapa ya con otros cuerpos. Antes de partir contactamos con la Sra. Maria Blanco de Senés para confirmar el hospedaje y la cena. Atravesamos el pueblo y nos metemos en la Rambla de Sorbas y durante más de 6 km pedaleamos por ella, en algunos tramos entre grandes paredones consecuencia de la erosión del agua durante siglos. Pasamos por delante de la aldea de Gochar y a partir de aquí tenemos algún problemilla para encontrar la salida de la rambla y seguir la ruta. Al final haciendo “uso de los machetes cual expedicionarios en las selvas amazónicas” nos abrimos paso entre la maleza y el cañaveral para remontar la ladera y alcanzar el final de una pista que muere en el borde de la rambla. Alguien puede pensar que aquello es una encerrona y que la ruta no debería pasar por allí, pero ojo ya estábamos avisados, en el rutómetro de la etapa en la definición de la misma dice literalmente: Baja a la rambla para pasar por la aldea de Góchar y volver a subir a la loma (aunque existe la posibilidad de evitar esto por carretera). Y lo luego en el P.K. 5,70 insiste: Cortijo de los Charcones. Se abandona la rambla para tomar un camino a la izquierda en subida y que lleva a un cortijo, para luego continuar ascendiendo. ¡Ojo! ese desvío puede no verse bien por los cañaverales. Así que está todo dicho el que se mete allí es porque quiere, por tanto “las reclamaciones al maestro armero”.
Antes de continuar tenemos que dedicar un ratito a quitarnos espigas y pinchos de encima y bolitas “asesinas” con pinchos entre los tacos de las cubiertas de las ruedas. Continuamos saliendo de la rambla por una pista, con una inclinación media del 14 % durante unos 500 m, que al final desemboca en una carretera por la que rodamos unos metros para desviarnos inmediatamente por pista ancha que sale por la izquierda.
Nos encontramos en un altiplano, en el horizonte ya vemos la silueta amenazante de la sierra de Los Filabres, esta noche dormiremos en su regazo y mañana tendremos que subir su cresta. Atravesamos el altiplano de unos 9 km por buenas pistas que picando un poco hacia arriba nos lleva hasta Uleila del Campo.
Subimos a Uleila y nos paramos un momento para hidratarnos. El último tramo de la etapa es un rompepiernas auténtico que empieza a hacer mella en alguno de nosotros. Mayoritariamente por pistas vamos hacia el oeste por las faldas de la sierra en un constante sube y baja pero siempre ganando altura, pasamos cerca de cortijadas, atravesamos algunos barrancos y carreteras asfaltadas.

La tarde se va agotando y el sol empieza a esconderse tras las cumbres, vamos un poco justos de tiempo y para colmo, en una de las bajadas Jorge pincha la rueda de atrás, llantazo con una piedra. Tras la reparación volvemos a llamar a Senés para avisar de que nos estamos retrasando pero que estamos llegando. Al final desembocamos en la carretera que sube a Senés, allí en lo alto se asoma el pueblo abrigado en la falda de la sierra. Decidimos terminar la etapa por la carretera, nos queda algo menos de 3,5 km con una pendiente media cercana al 7 %, que a algunos se nos antojan interminables. Por fin llegamos a Senés, son las 9 de la noche pero hemos cumplido el objetivo, mañana habrá que remontar Los Filabres.

Nos hospedamos en una casa de la Sra María Blanco 950362326, la Sra. María y su hija ofrecen un trato excelente a los de TA, te alquilan una casa de pueblo antigua con al menos 4 dormitorios y un baño para
todos, nada del otro mundo pero con su encanto. Si no llevas toalla te las dan (cada una de su padre y de su madre) pero limpias. Además regentan el bar/restaurante del pueblo con servicio de tienda de comestibles y estanco, vamos el multiservicios de Senés. Y todo ello a ¿qué precio?, pues unos 85€ todo sumado para 4 personas (alojamiento + cena + desayuno + fruta para el camino).