La etapa que tenemos hoy por delante la podríamos calificar como de transición, corta y cómoda, poco más de 50 km con una primera parte plana por la Hoya de Baza y la segunda de acercamiento al P.N. de Cazorla Segura y la Villas. Nos la tomamos con tranquilidad y nos levantamos más tarde que ningún día y tras preparar las bicis nos vamos a buscar un bar para hacer un buen desayuno.
Tras el copioso desayuno, incluido bocata, nos vamos a dar una vuelta por el centro de la ciudad buscando al mismo tiempo la salida hacia Cortes de Baza. Salimos en dirección norte por la carretera de Benamaurel y antes de llegar a la autovía nos vamos por la izquierda por el trazado de la vía pecuaria o camino de Cortes de Baza que está asfaltado durante algunos km. Los cultivos de regadío se extienden a los pies del Jabalcón, un cerro aislado que alcanza una altitud de 1.496 m y que cual vigía erguido observa nuestro reposado pedalear. Alguno recuerda con cierta nostalgia otro viaje alforjero en que subió sus duras rampas para disfrutar de las exclusivas panorámicas del altiplano y del embalse del Negratín desde la Ermita de La Virgen de la Cabeza, situada en su cumbre.
Cruzamos hasta tres veces el canal del Jabalcón, después de la tercera dejamos la pista que va paralela al canal y nos vamos por la derecha, en camión trailer nos precede, parece que está perdido, pero poco después descubrimos su destino: viene a cargar lechugas, nos encontramos con una cuadrilla de trabajadores, la mayoría inmigrantes, recolectando lechugas a “toda máquina”; cada uno con un peto en el que lleva acoplado un paquete de bolsas de plástico o papel plástico con un rollo de poner celo, me agacho pillo lechuga, la envuelvo, la cierro con celo y a la caja; cerca está el camión trailer en el que se van cargando las cajas y el que ha llegado con nosotros se pone en la cola. Más adelante un autobús aparcado en el que se supone transportan a los currantes, toda una organización. Después de observar por un momento la febril actividad de la "explotación" agraria continuamos nuestra ralentizada marcha de hoy. Cruzamos el Cortijo Grande y después el río Guardal. Seguimos por la cañada para encontrarnos con una carretera, la cogemos por la izquierda para recorrer unos metros y nos volvemos a salir de ella por la derecha para recuperar la pista que nos lleva por un tramo árido pasando por delante de las cuevas abandonadas. Al final no podemos resistir la tentación de "olisquear" por el interior de alguna de ellas y nos paramos a verlas. Luego la pista gira a la izquierda bordeando una alameda en dirección perpendicular al río Castril y llegamos al P.K. 16 del rutómetro de la TA. En este P.K. se indica que hay que girar a la derecha y continuar bordeando la alameda por la orilla izquierda del río (según baja el agua), pero ATENCIÓN, como a unos 150 m nos encontramos con que la pista desaparece de pronto delante de nosotros, el río la ha engullido con las lluvias de este año y no creemos que tenga arreglo, si alguno va un poco despistado o se le ha hecho tarde y esté oscureciendo se puede precipitar al río con una caída de unos 2m. Tras comprobar que no hay otra alternativa, volvemos sobre nuestras rodadas al P.K. 16 y optamos por la opción de seguir de frente cruzando el río por un puentecito (está señalizado), para después subirnos a una carretera que por la derecha ya nos lleva a Cortes de Baza. La entrada en subida al pueblo y lo avanzado de la mañana nos dan ese punto de calor y sudor que nos hacen más apetecibles aún las cervecitas con tapa que nos tomaremos en Cortes. Después del descanso y la hidratación continuamos en dirección Los Laneros, no sin antes tener un pequeño error en la salida de Cortes, nos pasamos un desvío y nos metimos en la ribera de la que tuvimos que salir esquivando en lo posible los sembrados de los huertos. La carreterita desde Cortes a Los Laneros es muy bonita, sin apenas pendiente va remontando el valle del río Castril siguiendo la ribera del mismo, a la izquierda la típica vegetación ribereña con huertos, maizales y alamedas y a la derecha se alternan algunas áreas subdesérticas con sembrados de cereales y, como no, olivares. Atravesamos la aldea de Los Laneros y a la salida de la misma dejamos el asfalto y nos vamos por una pista que sale por la izquierda y que cruza el río Castril. El río se embalsa un poco después del puente, es la hora y con el calor adecuado para darse un baño, así que como la etapa es corta y tenemos tiempo, no perdemos la oportunidad de darnos un refrescante baño que nos sentó estupendamente, el agua del Castril estaba limpia y muy fría, una gozada.Casi a regañadientes dejamos el baño y continuamos la etapa por el barranco del río Trillo, vadeamos el arroyo y continuamos remontando el barranco y tras pasar por le cortijo del Trillo lo cruzamos y empezamos una subida que después se suaviza al alcanzar una meseta antes de llegar a Campo Cámara. Al coronar la meseta ya se dibuja en el horizonte la silueta de la Sierra de Cazorla, nuestro próximo reto montañoso que lo dejamos para mañana. Al llegar a Campo Cámara nos plateamos si seguir por el trazado de la TA o ya todo por carretera hasta el pantano de la Bolera.
El cuerpo es un bribón y se acostumbra pronto a la buena vida y, conocedor de que estamos en una etapa de transición, se nos ha "amorcillao". No tenemos ganas de "empujing" y como el rutómetro no es traidor y nos avisa, esta vez decidimos esquivarlo y continuamos por la carretera hasta el embalse. A ritmo cansino continuamos por la GR-9106 hasta desembocar en la A-326 que por la izquierda y en bajada nos lleva delante de la presa del pantano, donde se aprecian buenas vistas de la presa y del barranco que ha horadado el agua en la roca con el paso de los años. Ya estamos en la provincia de Jaén y ante una de las puertas de entrada al Parque Natural de Cazorla Segura y Las Villas, otra de las maravillas de nuestro viaje, el mayor espacio protegido de España y el segundo de Europa. Está declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO y también Zona de Especial Protección para la Aves. Toda su belleza paisajística y riqueza biológica se unen al patrimonio cultural que existe en la zona, pues abarca 23 municipios con más de 80.000 habitantes.
Entramos en el Parque despacito, saboreando el entorno, la entrada es una dehesa a los pies de las montañas que tendremos que remontar mañana, poco a poco, sin prisas nos vamos adentrado unos 4,5 km hasta llegar a la casa de El Hornico donde unos metros después nos salimos por la derecha para alcanzar el Hotel Rural La Dehesa del Rincón, son las 16 horas y en ese momento justo también está llegando la señora para abrir la casa. Si la entrada del Parque te embriaga un poco, el Hotel Rural no le va a la zaga, es un sitio ideal con una relación calidad/precio bastante alta, de construcción reciente, con un servicio excelente y en un entorno exclusivo, hasta tiene acceso privado al pantano. Nos quedaba tarde por delante así que tuvimos tiempo de limpiar las bicis, hacer colada, pegarnos un baño con jacuzzi, y descansar un poco mientras caía una pequeña tormenta de verano que hizo el atardecer más bonito todavía. Después tuvimos la oportunidad de disfrutar de un relajante paseo hasta la orilla del pantano y los alrededores de la casa por la dehesa. Mientras tanto llegaron un grupo de jóvenes caballistas que también pernoctaron en el lugar, los caballos en un cercado cercano perteneciente también al hotel y los jinetes vivaquearon en una explanada delante de la casa al abrigo de una encina. Por la tarde-noche tuvimos la oportunidad de compartir cervezas y cena con los caballistas que en definitiva hacían una excursión a caballo como práctica para conseguir el título de Técnico de Actividades de Ocio, o algo así.
Hoy hemos tenido un día de cicloturismo del bueno, del que engancha. Nos hospedamos en Hotel Rural Dehesa Rincón, Carril Arroyo Guadalamanco, Km. 4 - 649-917-821 / 670-394-261. Un lujazo a un buen precio, no llegamos a 55 € x persona (alojamiento + cena + desayuno + bocatas para el camino + bebidas extras). |