2ª Etapa: ZAMORA - MIRANDA DO DOURO
En esta etapa nos adentramos en el Parque Natural de Los Arribes del Duero, atravesando la Comarca de Sayago, una de las comarcas españolas más despobladas enclavada al suroeste de la provincia de Zamora. Las "arribas" o acantilados originados por el río Duero le han aislado históricamente por el norte de las comarcas de Tierra del Pan, Tierra de Alba y Aliste. Este obstáculo natural, durante siglos insalvable, comienza en la esquina noreste de la comarca de Sayago, en el término de San Román, lugar en el que el río describe un enorme meandro, para continuar posteriormente por los términos de Arcillo, Abelón, Moral, Moralina y Villadepera. En este último municipio, y tras alcanzar Portugal, el Duero hace un notable giro de noventa grados, comenzando desde ese momento su tramo internacional o transfronterizo. Gran parte del recorrido transcurre por el trazado de la Calzada Mirandesa, vía romana que unía Miranda con Zamora y en la que abundan los restos arqueológicos y sobre todo muchos puentes sayagueses y dos romanos de importancia, el de las Urrietas y el de la Albañeza.
La etapa comienza terminando de arreglar los pinchazos de ayer y limpiando las cubiertas de pinchos. Pedro que le toca ejercer de conductor esperará a que abran las tiendas para comprar cámaras de repuesto para todos pues ayer agotamos todas las que llevábamos. Salimos de Zamora cruzando el Duero por el puente romano y poco después abandonamos el Camino oficial y seguimos por la ribera izquierda del río hasta el Barrio de Cabañales. Aquí cogemos una pista por la izquierda que nos lleva hasta la localidad de Carrascal, dejamos el núcleo poblacional a la derecha y seguimos por pista hacia la dehesa Congosta. Desde una tenemos las primeras panorámicas de la dehesa, el caserío de Congosta y el comienzo de Los Arribes Zamoranos.
Bajamos a la dehesa y comienza el recorrido fotográfico, Los Arribes empiezan a mostrarnos su belleza salvaje. Aquí teníamos dos alternativas, una era seguir por un sendero que sigue por la orilla izquierda del río hasta la presa de San Román para después retornar por pista asfaltada hacia el pueblo de San Román de los Infantes, sin embargo el sendero estaba demasiado salvaje. Nosotros teníamos la paranoia de los pinchazos de la etapa anterior y además íbamos sin cámaras de repuesto, así que optamos por la segunda opción, que se trata de una pista que remonta el cañón y en la que tendremos que practicar algo de empujing porque tiene unos centenares de metros con desniveles del 15 al 20%. Sin embargo la subida merece la pena pues conforme cogemos altura las panorámicas son más espectaculares, mostrándonos una gran meandro del arribe e incluso a lo lejos podemos divisar la presa de San Román.
Una vez arriba la pista conecta con una carreterita mal asfaltada que la cogemos por la izquierda en dirección a San Román de los Infantes. Dejamos el pueblo a la derecha y seguimos hacia Pereruela, antes de llegar intentamos coger una pista que en principio está bastante bien pero luego desaparece entre la maleza del prado así que retrocedemos y continuamos por asfalto hasta Pereruela, localidad reconocida por su industria de hornos y "cacharros" de arcilla de alta resistencia al fuego excelentes para uso en la cocina, de hecho José Luis se interesó por la compra de un horno y su envío a Granada, pues no era plan de llevárselo en la bici.
A partir de Pereruela retomamos el Camino que ya circula por la Calzada Mirandesa. Entre campos de cereal y dehesas de encinas, en unos 3 km nos encontramos con el puente romano de las Urrietas (donde existe una pequeña área recreativa), fabricado en piedra sobre el arroyo o rivera de Sobradillo constituye el lugar de cambio significativo del paisaje, aparecen las dehesas de encina, los afloramientos rocosos en forma de bolos graníticos y la orografía del terreno es más acusada. En algo menos de 3 km pasamos cerca de la población de Arcillo, un claro ejemplo de aldea de la comarca de Sayago, muy integrado dentro del bosque de encina. El camino asciende a una pequeña loma para descender a continuación hasta la rivera de Fadoncino, que se cruza por el bonito puente romano-medieval de la Albañeza, estando escoltado por numerosos fresnos que añaden diversidad al entorno. Nos quedan algo más de 8 km hasta la localidad de Abelón. Tras cruzar el puente el camino vuelve a ascender y en numerosas ocasiones se siguen viendo vestigios de la calzada romana. El Camino continúa por la dehesa de Albañeza, donde tenemos la oportunidad de contemplar una explotación ganadera donde los toros y vacas pastan tranquilamente a la sombra. Seguimos por dehesas más abiertas que por donde se ha transitado hasta el momento, pero las constantes del paisaje siguen siendo las mismas: encinares adehesados, pastizales, orografía variada, paredes de piedra y afloramientos graníticos frecuentes, hasta llegar a la localidad de Abelón. A continuación tenemos unos 3,5 km por un paisaje variado hasta la carretera que lleva a la presa de Villalcampo. Aquí nos tenemos que plantear si, continuamos el camino que visita Moral de Sayago, o por el contrario seguimos por la derecha la carretera para visitar la presa y después volver a conectar con el camino a su salida de Moral de Sayago en dirección a Villadepera. En nuestro caso teníamos reservado el paseo fluvial por el Duero en la presa de Miranda do Douro y teníamos que estar allí antes de las 17 horas, así que optamos por dirigirnos por la derecha hacia la presa de Villalcampo, la primera de las grandes presas del complejo hidroeléctrico "Saltos del Duero" en nuestro recorrido. No nos encontramos ninguna barrera ni prohibición de paso en la bajada a la presa de Villacampo, sin embargo para conectar con la carretera ZA-324 nos impedía el paso una valla candada que nos obligó a practicar la "escalada", ya que era inviable la opción de retroceder hacia Sayago para luego retornar de nuevo buscando la conexión con la carretera. Una vez en la ZA-324 que une ambas presas, la de Villalcampo y la de Miranda, subimos a la penillanura y a partir de aquí abandonamos definitivamente en esta etapa el recorrido del Camino Natural y enfilamos a toda caña la travesía entre ambas presas. Casi sin darnos cuenta nos encontrábamos delante del cañón con la panorámica de la presa de Miranda y el pueblo portugués en la otra orilla con su catedral asomándose al Duero.
Llegamos al embarcadero de Miranda sobrados de tiempo para embarcar y disfrutar de un relajante y bonito paseo por el El Duero, disfrutando de las imágenes de las impresionantes paredes del cañón. De vuelta al embarcadero, el paquete incluía cata de vino portugués y una interesante demostración de vuelo de diversas aves rapaces. A continuación nos quedaba remontar la pared portuguesa del cañón para llegar a Miranda do Douro. Tras la consabida visita turística al casco histórico de la ciudad disfrutamos de una estupenda cena en la que, como no, el bacalao en sus diferentes guisos fue el plato principal.
Nos hospedamos en Residencial Planalto 00.351.273.431.362 (Rua 1º Maio 25) 15 € x pers. |